¿Por qué escribo?
Para mí fue como poner un cazo con agua a hervir.
Si lo observas fijamente, verás cómo poco a poco se van formando burbujas, cada vez son más, hasta que llega el momento en el sin que el agua pueda hacer nada por evitarlo, se empieza a evaporar.
Yo tampoco pude evitarlo.
Un día algo comenzó a calentarse en mi mente hasta que llegó a punto de ebullición, y me vi obligada a sentarme frente a un ordenador para poner todo aquello por escrito.
Mi sorpresa fue que las palabras tienen voluntad propia. Nacen en algún rincón secreto, vuelan a través de mis dedos para acabar en la pantalla y lo mejor de todo es que eso me proporciona un delicioso placer...
al que no tengo intención de renunciar.
¡Hola, soy Bianca!
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